Mi hija es mi guía.

Así tal cual aparece en el título, últimamente he reflexionado sobre todo lo que hace, lo que hago y lo que hacemos, y me he percatado que gracias a ella he aprendido mucho más que lo que he aprendido durante estos 23 años de vida.

Un pequeño ejemplo:

Cuando me presento, el monólogo que doy es algo: “hola, me llamo Nahir Fajardo, tengo 23 años, soy egresada de Trabajo Social, tengo una hija de 5 años, estoy haciendo mi práctica profesional en Nestlé y… eso puedo decir de mí”. 

En cambio, cuando presento a mi hija es: “ella es mi hija, se llama Leonor, tiene 5 bellos añitos, pero ya luego cumplirá los seis. Ella es una niña a su manera, es de esas niñas a las que le gusta disfrutar de jugar, de reír, de hablar, de cantar, le gusta que le cuente cuentos, le gusta estar en la naturaleza y recoge la basura que se pilla en el camino, es un ser libre”

¿Se dan cuenta de la gran diferencia?, a ella la presento por la persona, por lo que es y le gusta; en cambio yo, es como si me tratara de “vender” de valorizar frente a la gente, y este es un gran error, porque desde mi discurso ya me presento como un objeto, y es algo que no sólo nos pasa a las mujeres.


Otra cosa que ella me ha enseñado, es que yo puedo ser lo que yo quiera. Sus compañeras de clase están con “me gusta X niño”, o les importa mucho el cómo se vean (ropa, maquillaje, zapatos, aros, pulseras), no les gusta ensuciarse; en cambio la Leito, cuando le he preguntado qué opina ella de que a sus compañeras les guste alguien me dice “no sé qué les pasa, yo prefiero jugar, y tengo varias amigas y amigos, pero no me gusta nadie”, en cuanto a cómo se viste, se pone lo primero que encuentra para poder salir a jugar, y se ensucia, crea cosas, crea historias, le gustan “juegos de niños”, le gusta disfrazarse y crear historias. Ella es tan única, que me dan ganas de ser como ella, de disfrutar, y en eso me he preocupado últimamente.


Gracias a ella he tenido que pensar más de lo normal en cosas que yo encuentro normales, para que ella entienda mi postura, por ejemplo, yo me puedo pasear desnuda en frente de ella, y ella hace lo mismo, pero le he dicho que no lo puede hacer con nadie más, y hace poco me preguntó la razón de esto, a lo que le respondí: “yo a ti te veo como un pedacito de mi, un pedacito al que debo cuidar, respetar y enseñar a que tampoco es mío; y tu a mí quizás me ves como ser de vida porque yo te traje, estuviste dentro de mí, te he cuidado y alimentado desde mi cuerpo para que seas quien eres, por lo que el cuidado que nos tenemos es reciproco, el amor que nos tenemos es porque no nos vemos la una sin la otra y nos respetamos a la vez como personas distintas… pero él como yo te veo no lo hace otra persona, quizás te vea como un objeto, como un juguete, y es mejor prevenir cualquier cosa mala que te pueda pasar, pero de todas formas tu sabes que estoy aquí para ti” y como siempre le he hablado así ella entiende, me comprende, porque es una chica inteligente, libre, que ha sido criada para después volar.


Ella me ha enseñado eso del amor, que es libre, que la persona está contigo por ser tú y si se quiere quedar bien, sino, hay que dejar ir. Eso me ha enseñado de la libertad, que nadie te aferra, si tú te quedas es porque quieres, no porque te obliguen. Eso me ha enseñado del cuidado, que es recíproco. Y por ella, por todo lo que la amo, la cuido y la quiero libre es que también ha salido mi instinto de lucha social, mis ganas de poder entregarle un mundo mejor.



Ella me ha enseñado a ser la persona de la cual me puedo sentir orgullosa, y sigo aprendiendo de ella cada día, siempre algo nuevo.

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